domingo, 25 de febrero de 2007

Terry Eagleton y la estética



La Retórica inicide sobre el estilo y sobre la plasticidad de las nociones que empleamos en el lenguaje, pero la estética se ha encargado de desorientarnos haciéndonos pensar que la elaboración de lo artificial procede de la creatividad de los autores que con su sacudimiento psicológico construyen obras y que la sensibilidad o la percepción tienen un estatuto intrínsecamente relevante. La Retórica refuta a la estética diciendo que las obras contienen argumentos, que los agentes parten de tópicas específicas y que también intentan persuadir usando ciertos artificios que proceden de la imagen que se forman del auditorio a quien se dirigen. Terry Eagleton, en su libro "La estética como ideología" recorrió toda la historia de la fundación de la estética hasta la era posmoderna, demostrando cómo a lo largo del tiempo se construyó una falacia que sin embargo pasa inadvertida en las cúpulas académicas. Una reseña de ese libro, elaborada por José Luis Pardo, es la siguiente (ya que yo no encontré una mejor manera de decirlo):

Si la pregunta es por qué la estética -una disciplina a todas luces menor, tanto por el carácter suntuario de sus objetos como por el modo inferior de su conocimiento, incapaz de las certezas metódicamente contrastables de la ciencia teórica o de la universalidad de la razón práctica- se ha convertido en una especie de indiscutible "reina" (algo deshonrada, eso sí, por su confusión con la peluquería y la cosmética) con respecto al resto de las materias filosóficas que antaño la tuvieron por esclava y auxiliar y que hoy yacen en el arroyo del desprestigio, el olvido o el arcaísmo cultivado únicamente por eruditos cada vez más desmundanizados, rancios y atávicos (como la metafísica, la lógica, la epistemología o la ética); si la pregunta es por qué ella, entre todas sus antiguas dueñas o competidoras, conserva intacta en exclusiva su vigencia social, su presencia constante en la discusión pública, su capacidad de captar para sus investigaciones fondos estatales y privados cuantitativamente significativos, su posición de privilegio en los debates de actualidad y la fidelidad de una audiencia que una y otra vez la demanda y reclama como necesaria y aún imprescindible; si la pregunta es, sobre todo, por qué todas las cuestiones que hace sólo veinte años nos parecían inexcusablemente políticas, implicadas en decisiones colectivas que atravesaban las luchas sociales y los conflictos locales y mundiales, por qué todas las cuestiones en las que sentíamos vibrar con su grave latido el pulso de la historia y el peso de la economía política se han ido desplazando paulatinamente desde el terreno del entendimiento hacia el de la sensibilidad, desde el terreno de la discusión hacia el del gusto inapelable y sordo, entonces, la respuesta de Terry Eagleton es que la estética se ha convertido en la ideología de una época que presume de no tener ninguna, en el sustituto de la política para unas sociedades desencantadas de la política y que aspiran a poder pasar sin ella, en "el último bastión" en el que se refugia la ilusión de una dominación que, siendo más completa y asfixiante que nunca, tiene la misma necesidad que siempre de ocultarse a sí misma y a los demás su carácter de dominación" (José Luis Pardo, "El poder de la belleza", El País, Madrid, 07/10/2006)