jueves, 16 de septiembre de 2010

El campo de los artistas

Como señala Pierre Bourdieu en La Distinción (Taurus, Madrid, 1988), el campo del arte se mueve en instancias de reconocimiento donde los presupuestos respecto al hábitus que mantiene a sus agentes como legítimos representantes de ese campo se dan de manera tácita. Sus signos sólo pueden ser reconocidos por quienes, por su propia formación (o sea su con-formación con el campo), suscriben la disposición hacia cierto tipo de percepción (su disposición estética) cuya inmanencia es condición de la existencia misma del campo. Es por ello que, a diferencia de otras áreas que para anunciar sus acciones –en un cartel por ejemplo- tienen que discutir, ilustrar y especificar la índole de lo que se proponen hacer, el campo de los artistas sólo debe marcar ciertos gestos, dar por sentadas las premisas y las conclusiones y hacer reposar la autoridad y la indiscutibilidad de su trascendencia en los nombres de sus autores, toda vez que la figura de autor es indispensable divisa en la cotización interna del campo mismo. Esta diferencia, esta distinción –construida socialmente a lo largo de varias secuencias históricas- puede verse actualizada en por ejemplo en el siguiente cartel de la exposición titulada “Cauce crítico”, que invita a la muestra de los trabajos de varios artistas vanguardistas en una importante galería de la Ciudad de México.

Cartel de la exposición y mesas redondas "Cauce crítico", para el 30 aniversario de la galería Metropolitana de la UAM, con piezas e intervenciones de Carlos Aguirre, Francis Alÿs, Carlos Amorales, Marcela Armas Omar Barquet, Mariana Castillo Debal, Felipe Ehrenberg, Melquiades Herrera, Enrique Jeżik, Marcos Kurtycz, César Martínez

En el mismo la idea de que las nociones se encuentran en construcción y deconstrucción como sugerencia de una actitud vinculada a los valores del arte contemporáneo queda clara en la composición, aunque soportada por una retícula geométrica que hace patente que la construcción de tal idea parte desde luego de la prominencia de los autores, cuyos nombres deben bastar para que el lector reconozca la altura del acontecimiento. El título “cauce crítico” es algo que no debe explicarse, sino darse por supuesto en la índole de las identidades propuestas, y por supuesto la realización del hecho cuenta con el respaldo de la rectoría de una Universidad, que siempre tiene al arte como uno de los sopoertes de su prestigio, si bien la crítica específica a la que alude queda por explorarse, aunque no debe dudarse de su inmanencia, es una metonimia.

Una suerte distinta se advierte para este otro cartel, del XXI Encuentro Nacional de Escuelas de Diseño Gráfico, que se realiza unos dias después de la citada exposición en otra Universidad. Siendo el diseño una campo aun no consagrado como el arte, sus eventos, su presupuesto y sus contenidos tienen que ser todavía discutidos y ponderados por diversas instancias, y la disusión misma pasa a sus encunciados. En realidad es una segunda versión de la identidad del evento, y aquí lo que se ha ponderado es la naturaleza misma de la discusión de la disicplina, a través de las tazas de café (que aluden a la conversación que habrá en las mesas redondas). Utilizando elementos más figurativos y unos colores más vivos y contrastantes (como corresponde a los cánones de la historia de los carteles tal como lo ha hecho tradicional el propio campo, por ejemplo en sus bienales) la naturaleza del debate propuesto (La función social del diseño) apenas entra en debate, y ello es suficiente para convocar a su audiencia.

Cartel para el XXI Encuentro Nacional de Escuelas de Diseño Gráfico, convocado por Encuadre, Universidad de San Luis Potosí, octubre de 2010

Los signos plásticos, icónicos y linguísticos que configuran estos fenómenos no son inocentes, hablan de las políticas internas de los campos y de la forma en que se construye la autoridad dentro de ellos. Porqué competen estos hechos a la retórica? Porque como señala George Briscoe Kerferd: "La superioridad de un logos sobre otro no es accidental, sino que depende de la presencia de dispositivos específicos. El estudio de esos dispositivos es el arte de la Retórica"